abril 03, 2005

Insinúa EU riesgo con López Obrador

Un informe del Consejo Nacional de Inteligencia de EU alertó a la CIA sobre las consecuencias que puede traer a América Latina si tan sólo México y Brasil adoptan en el futuro gobiernos de izquierda radical o nacionalista: "Se provocaría contagio e ingobernabilidad".

Renato Consuegra
renatoconsuegra@yahoo.com.mx
(Publicado en la Revista Vértigo No. 211 del 3 de abril de 2005)

El gobierno de los Estados Unidos no lo ha señalado directamente porque tampoco nadie se lo ha cuestionado de esa forma y porque México no es cualquier país, sino uno de sus principales socios comerciales al que diplomáticamente debe “apapachar”. Sin embargo, de manera velada, en las últimas semanas ha lanzado claras advertencias: teme la llegada de un gobierno populista en su frontera sur, que probablemente aliado con terroristas islámicos ponga en peligro su seguridad y estabilidad en el hemisferio.
Además, con Andrés Manuel López Obrador, quizá México se uniría a la creciente corriente de gobiernos de centro izquierda que pretenden una alternativa al Consenso de Washington, como son los de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Perú y, ni qué decir, Cuba.
Es por todo esto y más, que el presidente George W. Bush pretende extender y profundizar su revolución conservadora con el nombramiento de Condoleezza Rice como secretaria del Departamento de Estado, y los llamados Halcones, John Bolton y Paul Wolfowitz, como embajador ante la ONU y presidente del Banco Mundial, respectivamente, con el fin de imponer una política de mano dura.
El talante diplomático de Bush con nuestro país fue percibido el pasado 23 de marzo en Waco, Texas, durante la reunión trilateral de los países de América del Norte, cuando respondió a una pregunta sobre la elección de 2006 en nuestro país, que está dispuesto a trabajar con quien elija el pueblo de México, incluido un gobierno de izquierda.
Algo parecido dijo aquí Condoleezza Rice durante su primera visita como secretaria de Estado a Latinoamérica, el 10 de marzo y lo repitió en el diario estadounidense The Washington Post el día 27:
“Como decía en México hace unos días, no es un problema si los gobiernos proceden de la izquierda o de la derecha; mientras sean electos democráticamente, vamos a lidiar con ellos”.
Sin embargo, la número dos del gobierno estadounidense no desaprovechó la oportunidad para advertir el “peligro” que representa para América Latina convertirse en terreno fértil para la “demagogia”, la retórica de la lucha de clases y el “populismo anticuado”.
La tónica fue parecida a la utilizada por Otto Reich, ex secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, quien se refirió hace algunas semanas en un escrito a “los dos terribles de América Latina”, en referencia a Chávez y su par cubano Fidel Castro, a quienes llamó: “El eje del mal... versión del hemisferio occidental”.
Y por su parte, el director de la CIA, Porter Goss, habló hasta en dos ocasiones en los últimos meses de la existencia de "potenciales focos de inestabilidad" en América Latina, los cuales, agregó, pueden significar una desestabilización o retroceso de los principios democráticos en la región y llegar a ser "una amenaza" para la seguridad de Estados Unidos.
Goss añadió que el ciclo electoral del 2006 en varios países latinoamericanos —Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Perú y Venezuela — ha creado "potenciales focos de inestabilidad", pero, sobre todo, calificó como "muy grave" las posibilidades de infiltración terrorista por la frontera con México.
Estas declaraciones ante dos distintas comisiones del senado estadounidense, y otras como la situación del narcotráfico, de los derechos humanos y de la violencia en el lado mexicano de la frontera común, provocaron una fuerte reacción en México.
Ante ella, el presidente Bush antepuso la sociedad de la América del Norte y la vecindad de los países durante la reunión celebrada en Waco: "Las relaciones con México y Canadá son relaciones muy importantes para Estados Unidos de América y va a haber desacuerdos, diferencias y la pregunta fundamental es: ¿podemos seguir avanzando con la relación? Y la respuesta es: absolutamente".
Sin embargo, está claro que hasta en la política se utiliza aquello de que te lo digo Pablo para que lo entiendas Pedro.

América Latina, olvidada

Enfrentada con los gobiernos conservadores de los Estados Unidos, y sobre todo con los Bush, la generalidad de la izquierda latinoamericana ha mandado al bote de la basura la idea de la toma del poder por la vía violenta.
De esta forma por el momento ha desechado las revoluciones armadas, para creer y recurrir a un cambio mediante la participación y la competencia electoral.
También ha aprendido a convivir con el modelo capitalista hegemónico; hoy dentro de su discurso se encuentra la pretensión de una mayor inversión social, mejores condiciones laborales para los trabajadores y una más equitativa distribución de la riqueza.
Pero habla también de la “justicia de la redistribución fiscal”, bajo el criterio de que quienes más se benefician del sistema, más deben de ser gravados impositivamente.
De hecho se está formando de manera natural una especie de frente común entre los gobiernos del brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el argentino Néstor Kirchner, el socialista uruguayo Tabaré Vázquez, y en menor medida los del chileno Ricardo Lagos, del ecuatoriano Lucio Gutiérrez y hasta el panameño Martín Torrijos, en desacuerdo con las políticas estadounidenses.
Sin embargo, también existen países donde el discurso ha profundizado más en ofertas populistas y la polarización social, como son los de Fidel Castro y Hugo Chávez.
A este crecimiento de una América Latina olvidada por los Estados Unidos durante sus incursiones en Medio Oriente, Asia y Europa Central, se unen las manifestaciones contrarias a las políticas estadounidenses de la España de José Luis Rodríguez Zapatero, la China de Hu Jintao y la Rusia de Vladimir Putin, sin olvidar la amenaza que representa Corea del Norte con sus pruebas nucleares.
En esta medida, el gobierno de los Estados Unidos también se ha endurecido y además de Rice, Bolton y Wolfowitz, Bush incorporó en su gobierno a personajes como el embajador John Dimitri Negroponte en el cargo de Director Nacional de Inteligencia, y al ex secretario de Estado, Elliot Abrams, como asistente adjunto del Presidente, y viceconsejero de Seguridad Nacional para la Estrategia Mundial de Democracia.
La posibilidad de que cualquier disidencia sea enfrentada con mano dura crece de manera exponencial cuando, además, fueron conservados en la estructura gubernamental el vicepresidente Dick Cheney y el titular de Defensa, Donald Rumsfeld.
De hecho, el prácticamente nuevo presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, es creyente de que la principal lección de la guerra fría para Estados Unidos es que su liderazgo consiste, “no en dar lecciones, tomar posiciones y demandar compromisos, sino en demostrar que sus amigos serán protegidos y cuidados, que sus enemigos serán castigados y que quienes rehúsan apoyarlo se arrepentirán de haberlo hecho”.
Consultado recientemente sobre si usaría el cargo para promover la democracia, expresó: "Creo que la gente sabe lo que pienso sobre ese tema. Pero creo que seré más efectivo si me concentro en aquellas cosas que conducen a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico."

Eje del mal

En el tenor de que los enemigos serán castigados, Fidel Castro y Hugo Chávez son acusados no sólo de violentar los derechos de sus propios ciudadanos, sino de ser “una mala influencia para toda la región”, lo que quizá significaría deben ser neutralizados a cualquier precio.
En su gira por Argentina, Brasil y Guatemala entre el 21 y 23 de marzo, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, hizo sonar la alarma sobre el creciente peligro que a su juicio representan algunos gobiernos latinoamericanos, en especial el venezolano.
”Si se combinan el mal genio, la experiencia en lucha política y la desesperación económica de Castro con el ilimitado dinero y la temeridad de Chávez, la paz en la región estará en peligro”, escribió Reich.
Y en uno de sus editoriales recientes el diario The Wall Street Journal expresó que “el emergente eje de subversión formado por Cuba y Venezuela debe ser enfrentado antes de que socave la democracia en Colombia, Nicaragua y Bolivia u otro país vecino vulnerable”.
En días pasados el experto del Departamento de Defensa estadounidense en asuntos latinoamericanos, Rogelio Pardo Maurer, expresó a The Financial Times: “Necesitamos una estrategia para contener a Chávez (…) se mete con países de tejido social débil y, en algunos casos, promueve la subversión”.
Y la estrategia parece haber comenzado porque durante su visita a Brasil, antes de entrevistarse con Lula da Silva, quien ha oficiado como mediador con Caracas, Donald Rumsfeld condenó el desarrollo militar de Venezuela, entre otras la decisión chavista de comprar 100 mil rifles AK-47 rusos. También compró aviones de combate a Brasil, barcos a España y 50 helicópteros de ataque y 30 jets MIG a Rusia.
Además, Chávez amenazó con interrumpir el suministro a los Estados Unidos si Washington intentaba sacarlo del poder, y ahora busca otros consumidores. En los últimos meses, firmó contratos con Francia, India y China, y tuvo acuerdos de asistencia tecnológica con Irán, todos ellos adversarios naturales de los Estados Unidos.
Algunos analistas en Washington señalan que los rifles serán entregados por Chávez a las guerrillas izquierdistas de Colombia o a los seguidores del líder indígena boliviano Evo Morales.
Pero Washington también teme que el ex presidente nicaragüense Daniel Ortega (1984-1990), del Frente Sandinista de Liberación Nacional, retorne al poder y controle los más de 1 mil misiles tierra-aire rusos que su país adquirió en los últimos meses y cuya destrucción fue negada al presidente Enrique Bolaños por la Asamblea Nacional.
De hecho, poco antes de que Rumsfeld iniciara su gira latinoamericana, el gobierno estadounidense anunció la suspensión de la ayuda militar anual a Nicaragua, por 2,3 millones de dólares, hasta tanto ese país no destruya los misiles que datan de los años 80, porque las armas podrían caer en manos de terroristas o criminales.
Según un cable confidencial del Departamento de Estado que pasó prácticamente inadvertido, de no disciplinarse pronto, Washington estaría listo “para tratar al ejército de Nicaragua (controlado por los sandinistas) como una organización criminal”.

Alto al populismo

De acuerdo con la Enciclopedia de la política, del ex presidente de Ecuador, Rodrigo Borja, una característica del populismo es el discurso "maniqueo y exaltado, usualmente de rasgos 'redentoristas', que apela más a la emoción que a la razón y que ofrece soluciones mágicas para los problemas de la gente”.
Agrega que “los caudillos populistas buscan siempre 'el contacto directo' con el pueblo, desechando los métodos de representación política tradicionales...".
Estos caudillos, de acuerdo con el autor de la Enciclopedia de la política, usualmente entregan a la masa la ilusión de "participación" y "protagonismo". Y para acercarse, también crean un lenguaje propio al que le incorporan modismos del habla popular.
Además, cultivan su imagen de hombre valiente y desinteresado, y buscan identificar siempre a un "enemigo del pueblo contra quien descargar toda la furia contenida de la masa por siglos de frustración”.
Y como signo inequívoco, "con frecuencia se presentan como 'víctimas', si no como 'mártires', de los grupos de poder".
Estos son los caudillos que preocupan a Bush, más que la tendencia a la izquierda en toda América Latina: Los populistas.
Al respecto, Otto Reich expresó que “hay una alianza izquierdista y populista en la mayor parte de América del Sur”, pero afirma que la clave está en hacer una distinción entre los ”izquierdistas democráticos”, como Lula y el presidente de Chile, Ricardo Lagos, y los populistas más radicales, como Chávez y Castro.
“El verdadero peligro para la paz y la estabilidad de la región no emana de los presidentes democráticos electos recientemente, sino de dos demagogos que están por ahí hace más tiempo: Fidel Castro y Hugo Chávez”, escribió.
En la misma línea, la secretaria del Departamento de Estado, Condoleezza Rice señaló en una entrevista con los editores y reporteros de The Washington Post que “el problema es si América Latina se vuelve terreno fértil para un tipo de demagogia sobre diferencias de clase o cosas parecidas, y eso es más peligroso en está región porque hay algo de historia de esto”.
En la entrevista publicada el sábado 27, Rice destacó la existencia de una “brecha” entre el crecimiento de las economías en América Latina y el bienestar de la población. Este fenómeno, expresó, “está conduciendo a un terreno fértil para el populismo. Es lo que realmente pasa, populismo anticuado, no una política deseable”.
Y agregó que “parte del problema es que necesitamos enfocarnos en el hemisferio sobre cómo los gobiernos democráticos cumplen mejor con sus pueblos. La corrupción es un impuesto sobre los pobres. Y cómo lidiar con la brecha educativa, de salud y construir un mejor sistema donde, en una sociedad democrática, pueda realmente rendir cuentas. Que los lideres rindan cuentas”.
El 9 de marzo, Condoleezza Rice concedió otra entrevista a la cadena Univisión, un día antes de viajar a México, donde el candidato que encabeza las encuestas de opinión para las elecciones presidenciales es Andrés Manuel López Obrador.
No se refirió para nada a él cuando la entrevistadora Lourdes Meluzá, le preguntó: “¿Le preocupa la marcada tendencia hacia la izquierda en América Latina? Y, para concluir, existe la posibilidad en México de que el Gobierno se incline también hacia la izquierda en las próximas elecciones. ¿A qué lo atribuye y le preocupa eso?
La respuesta fue: “Todo eso está dentro del contexto del juego democrático, que los países elijan, que los pueblos elijan a sus dirigentes. Se trate de la izquierda, la derecha, el centro derecha o el centro izquierda, en tanto se halle dentro de la estructura democrática de estos países, creo que los Estados Unidos deben respetar eso. Además, mantenemos muy buenas relaciones, por ejemplo, con el Presidente Lula de Brasil”.
La declaración de Rice también ocurrió días después de que Manuel Camacho Solís, asesor del jefe de Gobierno del Distrito Federal, dijera en Washington que de ser electo López Obrador buscaría una política exterior moderada y de cooperación con Estados Unidos.
Sin embargo, un informe del Consejo Nacional de Inteligencia de EU alertó a la CIA sobre las consecuencias que puede traer a América Latina si tan sólo México y Brasil adoptan en el futuro gobiernos de izquierda radical o nacionalista: "Se provocaría contagio e ingobernabilidad".
López Obrador ha demostrado que es de izquierda cuando le conviene criticar al actual gobierno, pero en los hechos asume posiciones de derecha si sabe que sacará beneficios; motivos que lo enmarcan más dentro de los cánones de lo que es un político populista.
Según el Diccionario de Ciencia Política (Frank Bealey. Istmo, Madrid, España. 2003), “los lideres populistas se tratan de identificar con el pueblo; son más bien retóricos y demagógicos, con programas breves y coyunturales”.

Riesgo terrorista

Agencias de inteligencia y seguridad nacional de EU consideran, además, que el gobierno mexicano perdió el control de seguridad de algunas partes de la frontera México-Estados Unidos.
En dos ocasiones en lo que va del año, el director de la CIA, Porter Goss expresó que la seguridad de los Estados Unidos está en riesgo por la posible infiltración de terroristas desde México. “Pienso que debemos comenzar por nuestro patio trasero, pese a que América Latina no es un hervidero que forme terroristas o desde donde planeen sus ataques”.
Sin embargo, destacó la posibilidad de que terroristas islámicos entren desde México por las mismas rutas que los inmigrantes ilegales.
Dos días antes de la visita de Condoleezza Rice a México, precisamente el director del FBI, Robert Mueller señaló que terroristas del movimiento Al Qaeda de Osama bin Laden estarían usando a México como puerta de entrada hacia territorio estadounidense para cometer actos violentos.
Incluso, los gobiernos de ambos países han puesto especial énfasis en los cruces de ilegales árabes por la frontera, en los últimos días.
Y es posible que para las fuentes de inteligencia estadounidenses no pasó de noche la reunión sostenida por la Comisión Internacional de los partidos de la Revolución democrática y del Trabajo —comandada por Mario Saucedo— con el primer ministro iraquí Tarek Aziz, actualmente preso por fuerzas de la coalición, previo al ataque contra las fuerzas de Saddam Husein.
Estas vinculaciones políticas del PRD seguramente están siendo consideradas por el gobierno de los Estados Unidos en el supuesto caso de que López Obrador llegara a la presidencia, por lo que las presiones han sido variadas, desde la alerta de seguridad enviada desde la embajada por Tony Garza, pasando por las declaraciones de Condoleezza Rice y las duras declaraciones de Porter Goss: desde México puede estar en riesgo la seguridad de los Estados Unidos.