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Publicado en el diario El Independiente
La intervención de Beatriz Paredes en la discusión para no votar una reforma fiscal y sólo hacer modificaciones a la Ley de Ingresos, ocurrida la noche del 18 de diciembre pasado, marcó la derrota de Elba Esther Gordillo como brazo operador del presidente Vicente Fox en la Cámara de Diputados porque “el PRI no tiene que pagar el costo político por la incapacidad del Gobierno del Cambio”. Era su última oportunidad para cumplir los aparentes compromisos que tenía para comenzar a cosechar los de su proyecto personal; pero sin argumentos suficientes ya no pudo contener la embestida.
Aquella reunión que terminó durante la madrugada del viernes 19, “pudo ser de repercusiones graves para el Partido Revolucionario Institucional de cara a las elecciones de 2004, si se hubiera aprobado la miscelánea fiscal como la presentó el Ejecutivo”, pero Paredes les habló fuerte. Les dijo que en la víspera de un año electoral no debían hacer el trabajo sucio al gobierno y quedarse con el descrédito cuando era evidente que Vicente Fox no tenía ninguna intención de realizar una distribución federalista de los recursos fiscales.
En un documento interno del PRI (por los logotipos) sin carátula, se remarca que “nuestro instituto no debe perder los objetivos de un partido político, entre ellos la representación de la sociedad en el Congreso”, pero sobre todo, recuperar “la confianza de la población en una política seria, mesurada y de cara a sus problemas”.
Así, la solicitud de licencia para separarse del cargo, presentada ayer por Gordillo, representa sólo una maniobra con el fin de recobrar fuerzas como secretaria general hacia el seno del PRI, y no dejar las manos libres al presidente Roberto Madrazo, ahora que con la destitución de sus colaboradores perdió su influencia en la Cámara de Diputados.
En este punto es importante recordar que cuando Gordillo llegó a la Secretaria General del PRI inició una serie de acercamientos con el Gobierno, el cual la consideró como el elemento legislativo clave para llevar adelante la posibilidad de allanar el camino, con el fin de aprobar las llamadas reformas de segunda generación.
El ex canciller Jorge G. Castañeda convenció a la lideresa de los maestros de apoyar al presidente en este tema. Fue el momento cuando la maestra inició una serie de reuniones con Guillermo Ortiz, Francisco Gil y Eduardo Sojo con la finalidad de diseñar una estrategia ideológica para supeditar los puntos programáticos del PRI y justificar ante la opinión publica la urgente necesidad de modernizar al Estado y consolidar el modelo económico neoliberal, pese a que su bandera durante las elecciones internas del tricolor fueron precisamente en sentido contrario.
Sería el segundo intento de la administración del cambio de lograr los consensos, ya que lo habían intentado en la legislatura saliente, pero la presidenta de la Cámara y coordinadora de la fracción priista, Beatriz Paredes Rangel, había evitado en diversas ocasiones la discusión de estos temas en el Congreso.
En este tenor, Gordillo analizó en las reuniones con los responsables de la política económica del gobierno el perfil de los candidatos a diputados plurinominales, personajes a modo para ayudarla a impulsar las reformas. Fue cuando aparecieron los nombres de Tomas Ruiz, Francisco Suárez Dávila, Francisco Rojas y Alfredo del Mazo, entre otros, además de operadores políticos como Roberto Campa Cifrián y Miguel Ángel Yúnes Linares.
Haber llevado a la tribuna la discusión administrativa correspondiente al primer año de Gobierno de Vicente Fox hubiera demostrado el sub-ejercicio del presupuesto, y deducir que lo mismo sucedió en 2002 y 2003. La sola discusión de la Cuenta Pública que habrá de realizarse apenas en el periodo ordinario de sesiones iniciado ayer, hubiera ofrecido contundencia argumentativa a los legisladores para dejar cerrada desde el principio de su discusión la propuesta de homologación del IVA. ¿Para qué quiere más recursos el gobierno si no los gasta?
Fue hasta mediados de octubre cuando la maestra finalmente tuvo armadas las comisiones, sobre todo en el área económica: en Hacienda a Francisco Suárez Dávila como secretario, apoyado por Tomas Ruiz y Roberto Campa. A Francisco Rojas en la presidencia de Presupuesto y Cuenta Pública, mientras que su cercano colaborador, José Ángel Ibáñez, fue enviado a Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación.
Fue cuando inició el programa de acción para hacer ver "la urgente necesidad de modernizar al Estado, para enfrentar los retos de la globalización", y en un primer intento, la homologación del IVA (Ley de Ingresos), llamándola "Reforma Hacendaría".
Para estos días los gobernadores como Miguel Alemán, Tomás Yarrington, Juan S. Millán, Enrique Martínez y José Natividad González Parás estaban convencidos de que si se aprobaba el IVA, tendrían más recursos del presupuesto y los dos primeros la holgura presupuestaria para salir de su mandato con banderas desplegadas. Con Alemán, incluso, había negociado la candidatura de Tomás Ruiz, pues ya contaba con la promesa del PAN para también apoyarlo en una coalición en perjuicio del senador Gerardo Buganza.
Aquí fue cuando inició la discusión al interior del PRI. Al presidente del partido, Roberto Madrazo le vendió la idea, de "qué caso tiene que se desgaste el gobierno, por el desgaste mismo, si nos va entregar una nación quebrada".
Sin embargo, los tratos personales de Gordillo con el gobierno de Vicente Fox y sus posturas autoritarias como obligarlos a votar asuntos sin haberlos consultado —uno de ellos el presupuesto de la Cámara de Diputados— o introducir entre los probables consejeros del IFE a uno de sus cercanos, Alfonso Zárate, comenzaron a fracturar a la fracción parlamentaria que había llegado dividida desde su propio inicio de gestión.
Ya en noviembre esta discusión en el PRI y, principalmente en el Congreso, provocó un rompimiento entre dos grupos de diputados: los simpatizantes de Elba Esther Gordillo y los que en un principio simpatizaron con Manlio Fabio Beltrones pero finalmente se acercaron a Emilio Chuayffet, quien había quedado relegado en el reparto de Comisiones. En esos días se realizaron infinidad de reuniones de gobernadores con Gordillo, de diputados con sus gobernadores y en el mismo tenor se dio la discusión en el CEN del partido.
Para evitar las confrontaciones futuras, Roberto Madrazo decidió llamar a los gobernadores, a los líderes de las fracciones en el Congreso, a legisladores y a otros cuadros importantes del partido para tomar una decisión en consenso.
El 18 de diciembre en la sala de juntas de la presidencia se realizó una importante reunión donde discutieron la conveniencia o no de aprobar la homologación del IVA y los nuevos impuestos propuestos por la administración de Vicente Fox, que darían 90 mil millones de pesos adicionales al gobierno o buscar las modificaciones para entregar 30 mil millones de pesos.
Se escucharon las dos posiciones. Por el grupo de Elba Esther Gordillo argumentaron en pro de la propuesta de subir y generar nuevos impuestos, Francisco Suárez Dávila, Francisco Rojas y Tomás Ruiz. Por el bando del nuevo coordinador lo hicieron Ángel Buendía, Carlos Flores Rico, Ernesto Alarcón y Francisco Monárrez.
Para estos priístas el tema de nuevos impuestos no era un conflicto técnico ni de viabilidad. El problema, subrayaron, es político y perjudicaría la imagen del PRI en caso de aprobarlos.
Pero cuando parecía que la posición elbista se imponía debido a la argumentación extensa y documentada de Francisco Suárez Dávila, pidió la palabra Beatriz Paredes. Expuso cuál debería ser la posición del PRI respecto a ese tema y comentó a grandes rasgos lo siguiente, según el documento de análisis:
- “Como coordinadora de la fracción parlamentaria del PRI en la LVII Legislatura y presidenta de la Cámara de Diputados, viví ese mismo problema, pero nosotros decidimos, como Congreso, no pagar el costo de la incapacidad del actual gobierno, quien ha demostrado una gran insolvencia para administrar y señalar un rumbo”.
- “En aquel entonces nos toco vivir una terrible campaña en contra del Congreso, auspiciada desde el gobierno; una irresponsabilidad política que enrareció el ambiente”.
- “Esto nos permitió percatarnos de que el gobierno no cumple sus compromisos”.
En su exposición, Paredes Rangel destacó que si no se aprobaba en aquella oportunidad la homologación del IVA, “no iba a pasa nada (como finalmente sucedió)”, y entonces “tendremos la oportunidad histórica de que en la Convención Nacional Hacendaria impulsemos, con tiempo y con la participación de todos los sectores de la sociedad, realmente una profunda Reforma Hacendaría”.
Había otro ingrediente adicional: las 14 elecciones estatales de este año, 10 de las cuales son de gobernador y donde el PRI tiene francas posibilidades de alzarse con la victoria en ocho.
En su discurso añadió que aplicar modificaciones al presupuesto en lugar de una miscelánea fiscal a modo del Gobierno significaría ”una manera de obligar al Ejecutivo para que realmente promueva la Convención Nacional Hacendaria, misma que ha venido posponiendo; (por el contrario) si aprobamos en este periodo el aumento de impuestos que solicita, que no es una Reforma sino una Ley de Ingresos, entonces el presidente no irá a la Convención”.
La hoy presidenta de la Fundación Colosio del PRI, expresó aquella noche que el tema del IVA “antes, como hoy, lastimará a los que menos tienen”, razón por la cual “el PRI no tiene por qué pagar el costo político de las incapacidades del Gobierno del Cambio”.
Recordó que el acuerdo de la última Asamblea Nacional del PRI fue de no impulsar más incrementos tributarios, lo que no constituyó un simple eslogan de campaña, sino que es el sentir de la mayoría de los mexicanos. Por lo que se propuso: “¿Estamos de acuerdo con la homologación del IVA? Entonces convoquemos a otra asamblea y cambiemos este mandato”.
Ya para finalizar, Paredes dejó esta puya: “Analicemos bien la propuesta del gobierno, ¿en realidad le dará más recursos a los estados?”, que era la promesa vendida por Gordillo a los gobernadores, para asegurar que sus diputados votaran a favor de la Ley de Ingresos foxista.
Esta intervención de Paredes propició la adhesión de todos los gobernadores, incluidos Alemán, González Parás y el resto a apoyar la posición del PRI, y significó la caída final de Elba Esther Gordillo en la Cámara de Diputados.
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