La actriz que caracteriza a Marta Según afirma que los llamados actores políticos son toda una caricatura, imposible de superar por los intérpretes teatrales, porque cada día le meten más ganas a su papel de comediantes de la vida nacional
Cuando la topé en una recepción en la que coincidimos, se me ocurrió decirle “buenas noches señora Marta”, y se soltó con todo un parlamento de la obra que la hizo famosa, La Marta del Zorro, aderezado con algunas ocurrencias del momento. Ahí nació la idea de entrevistar a la actriz Raquel Pankowski sobre la política en serio o la política seria.
Y así como es hábil para la interpretación del personaje de su creación, Martha Según, lo es también para definir lo que sucede en este momento con la política y los políticos.
En resumen, tanto ella como cada vez más gente, se encuentra desilusionada porque hoy se hace realidad todo aquello que de alguna forma se fue aprendiendo en la filosofía popular, como que ser político es sinónimo de corrupto o que cada día políticos y ciudadanos comunes vivimos en mundos diferentes.
Pero, sobre todo, pone énfasis en que el fanatismo y temor de los mexicanos no permite que nos atrevamos a poner un alto a los gobernantes abusivos a quienes se les ve como semidioses, pero debemos entender que son nuestros empleados y nos salen bastante caros como para que todavía continúen la burla con su forma de actuar frente al país.
—¿Raquel, se puede hablar de la política en serio o de política seria?
—“De la política seria sí podemos hablar, y esa la hablamos los ciudadanos que estamos interesados en el país. En cambio, los actores políticos han resultado más cómicos que cualquier actor. Creo realmente que los actores de teatro difícilmente llegaremos a superar a los actores políticos porque ¡hacen cada cosa! Son toda una caricatura. Luego uno se pregunta: ¿No les dará vergüenza? Pero parece que no, porque cada día le meten más ganas. No logro comprender qué motor les impulsa o como dirían en otro lado, qué jabón los patrocina. Luego uno se dice: Yo no pude haber votado por estas cosas”.
La entrevista se desarrolla en la Casa de los Cántaros, previo a uno de los ensayos que Raquel Pankowski tiene para su debut en una nueva sátira política con el personaje que la ha hecho famosa, ahora con el título La Marta con... ¿votas?, un monólogo de alrededor de una hora.
Universos distintos
En una de las mesitas destinadas al público, la intérprete del personaje Marta Según destaca: “Ante esta realidad hago sátira política porque o nos reímos o nos pegamos un balazo... O tendríamos que irnos de este país y que vengan otros a ver si los aguantan, o sacarlos a ellos porque juntos creo que no podemos, vivimos en dos universos totalmente diferentes. Y lo que nos participan de su universo me parece terrible, deleznable y frustrante”.
—Superan una interpretación actoral y muchas ocasiones también la ciencia ficción.
—“Sí y por mucho. Además, ya están acostumbrados a hablar de políticos como si fueran los actores, los actores y los actores. Ya no dicen un político o el secretario tal. Ya dicen: los actores políticos, y sí son actores, comediantes todos, desde luego”.
Pankowski relata que escuchó “una frase que me pareció maravillosa del periodista David Páramo: que los políticos siempre hablan de lo que deberían hacer; que es como si un futbolista dijera: ‘es que deberíamos correr más rápido, es que deberíamos alcanzar la pelota’, es lo mismo. O sea, los políticos siempre hablan de lo que deberían hacer, pero que no están dispuestos a hacer porque, además, el pueblo les importa un comino. Para ellos somos votantes que tampoco importa si votamos o no, no existimos en sus vidas, somos ahí unos seres que quién sabe qué hacemos en su planeta”.
La actriz está bien enterada de la vida política del país. Lee cuatro periódicos diariamente, escucha noticiarios de radio y televisión, además de leer libros y revistas. Entre sus amistades siempre ponía el mal ejemplo de hablar de política, hasta que se decidió a interpretar a Martha Sahagún.
-“A mí me interesa mucho la política, y yo creo que cada ser humano trae puesto ya un destino, porque, por qué me iba a interesar la política y realmente me interesó y fue mi pasión absoluta. No sé manejar, entonces ando en taxis y a los taxistas les decía, hay que unirnos, este país es de nosotros, tenemos los gobiernos que tenemos porque nos dejamos, y entonces poco a poco estoy metida de cabeza en la política. No me interesa trabajar en la política pero me interesa lo que ocurre porque la política está en la mesa, la política está en nuestra vida, la política está en todo, de eso depende nuestra vida”.
Poder popular
—A partir de toda esta comedia en que han convertido la vida nacional, la gente se desilusiona cada día más.
—“A la gente no le cabe más desilusión. Ya no le interesa lo que hagan, la aburre todo este drama, y eso es terrible. Tenemos los políticos que tenemos porque justamente a la gente ya no le interesa, y la poca gente que le interesaba quedó totalmente desilusionada. Eso conviene mucho al gobierno que tenemos y a los gobiernos que vienen”.
Raquel Pankowski advierte que “el día que a la mayoría de la gente le interese la política, vamos a tener otro tipo de gobierno, pero hasta ahora lo que el pueblo no acabamos de entender es que el país depende de nosotros, si queremos un cambio de país lo tenemos que dar nosotros. No se trata de hacer una revolución, pero hemos visto, estemos de acuerdo o no, los zapatistas se unieron y han logrado cosas; los de San Salvador Atenco se unen, y nosotros tal parece que somos incapaces de unirnos a menos que ocurra una gran tragedia, y es que si no nos unimos va a ocurrir una gran tragedia en cualquier momento. No podemos permitir que nos sigan robando como nos han robado, no podemos permitir que agarren este país como botín, y lo vendan al mejor postor de una manera tan traidora, no podemos quedarnos como alelados, viendo pa’l techo, diciendo, pues ellos son así”.
Añade que “hemos aprendido que político y corrupto es la misma profesión, que van juntos y que pues así son, y nosotros no vamos a poder hacer nada y no es cierto. La corrupción hay que empezar a limpiarla desde arriba hacia abajo, como las escaleras, de otra manera no hay posibilidad y la verdad es que nuestra vida diaria esta diseñada justamente para que uno tope siempre con la corrupción”.
Por otro lado, afirma, “nuestra televisión, la religión, la educación, todos estos poderes están ligados y hacen un pueblo fanático, temeroso, que no se atreve. Los mexicanos no nos atrevemos, vemos a nuestros gobernantes como semidioses, y no alcanzamos a entender que son nuestros empleados, que nos salen caros y que si no sirven, pues que se vayan”.
En entrevista publicada en La Crítica del 31 de mayo, el analista Lorenzo Meyer aseguraba que la anarquía y pérdida de confianza en los actores políticos inclina a la población a la toma de simpatías por acciones autoritarias. Es el caso de la señora Pankowski, por ejemplo, quien asegura que terminaría poniendo “militares en las calles en vez de policías, pero no podemos seguir con estos secuestros, con estas condiciones, porque la policía está coludida con los rateros. Hay que buscar cosas radicales, pero mientras el pueblo estamos babeando no se va a dar”.
—Al buscar cosas radicales se le da entrada al autoritarismo.
—“Con el autoritarismo no estoy de acuerdo, pero lo que es la policía, el cuidado de los ciudadanos, tiene que ser algo distinto”.
Triste historia foxista
El problema principal, explica la actriz, es que México es un país de simulaciones y nadie hace lo que debe. “Los policías simulan que son policías, los rateros simulan que no son rateros, los políticos siempre dicen lo que deberían pero no están dispuestos a hacer y los ciudadanos aparentamos que nos interesa lo que sucede con el país pero nos da güeva pensar cómo componerlo, o sea, todo es un relajo”.
—Vicente Fox ya dio por terminado su sexenio, pero quedan dos años. ¿Qué debería hacer?
—“Qué debería, no sé, pero lo que va a hacer sí: Va a seguir defendiendo a Martita, ja, ja, ja. Es que, además, hay un rollo de pelearse con todo el mundo. Ya le aventó la caballada fuerte a Andrés Manuel (López Obrador), ahora va contra Felipe Calderón, la culpa de lo que no ha hecho se la hecha a la Cámara de Diputados, o sea es con quien más se va a pelear estos dos años”.—Algo tendría que hacer y no sólo pasar a la historia como quien sacó al PRI de Los Pinos.
—“Hay mucho quehacer. Mucha gente me dice: “es que pobrecito, no lo han dejado hacer nada”, y a mí me parece tan triste que se hable así de alguien que tiene todo el poder, y que además cuando empezó el sexenio tenía todo el capital político en sus manos. ¿Por qué no lo usó, no sé qué fue lo que pasó, pudo haber hecho tanto, pero por lo menos podría haberse ganado el respeto de la gente. Y dicen que el próximo presidente va a ser priísta, que parece que va a ser Miguel Alemán, pues entonces qué hacemos. Y es que la gente es capaz de votar por Alemán o por Roberto Madrazo, que sí son capaces”.
Agrega Raquel Pankowski que no entiende a los señores que hacen la política, porque “sería tan fácil pasar a la historia con el amor de todo el pueblo, sería tan sencillo que la gente los amara, los recordara bien, pero eso no les interesa; es que el dinero viene junto con esos cargos, el dinero lo tendrían de cualquier manera. ¿Qué no sentirán horrible de dejar el puesto y que la gente los deteste; debe ser horrible saber que dejaron en el hambre a cada vez más gente? Como mucha gente yo también estoy desilusionada, tan triste de que un país tan maravilloso, con tantas bendiciones, sea un país roto, corrupto, sucio, cuajado de rateros, secuestradores. La gente está desesperada, no cree en nada, usted va por la calle y ve a la gente caminar y es terrible verlos”.
—Usted desde su trinchera tiene muchas posibilidades, y también hace política.
—“Hay, yo digo muchas cosas, y este espectáculo que estoy haciendo está muy fuerte. No sé que tan hilarante pero es muy fuerte, y aquí hablo de muchas cosas yo espero que la gente se ría...”.
Entonces Raquel Pankowski se convierte en Marta Según, comienza un constante sesear y recita una parte del parlamento de su nuevo espectáculo:
“Hablo por ejemplo de la pobreza, digo que nosotros nunca prometimos acabar con la pobreza, nosotros prometimos acabar con los pobres y en eso estamos, quisimos aumentar el IVA a los alimentos y medicinas pero como los señores del Congreso a todo nos dicen que no, pues entonces decidimos hacer recortes al IMSS y al ISSSTE, y ahora si ya no hay nada, ya no hay jeringas, ya no hay algodón, ya no hay nada, ni alcohol, ni nada de nada. Si, hemos dado un paso muy importante para acabar con los pobres, y es a lo largo del todo el país, porque en el sureste nos hemos hecho tontos con las matanzas indígenas y en el norte nos hemos hecho tontos con las muertas de Juárez y así es como nuestra promesa se va cumpliendo poco a poco, poco a poquito y también fuera de nuestras fronteras, porque los migrantes casi nunca llegan vivos, porque o se ahogan o los gringos los confunden con jabalíes, entonces los matan; como verán, la lucha para combatir a los pobres es a lo largo y ancho del país, es una de nuestras promesas que estamos cumpliendo.
“También digo otra cosa muy linda, digo que la pareja es como el presidente y vicepresidente, sólo que aquí se aporta la visión femenina, desde luego la visión femenina la aporto yo porque soy la más femenina de la pareja”.
Y así como es hábil para la interpretación del personaje de su creación, Martha Según, lo es también para definir lo que sucede en este momento con la política y los políticos.
En resumen, tanto ella como cada vez más gente, se encuentra desilusionada porque hoy se hace realidad todo aquello que de alguna forma se fue aprendiendo en la filosofía popular, como que ser político es sinónimo de corrupto o que cada día políticos y ciudadanos comunes vivimos en mundos diferentes.
Pero, sobre todo, pone énfasis en que el fanatismo y temor de los mexicanos no permite que nos atrevamos a poner un alto a los gobernantes abusivos a quienes se les ve como semidioses, pero debemos entender que son nuestros empleados y nos salen bastante caros como para que todavía continúen la burla con su forma de actuar frente al país.
—¿Raquel, se puede hablar de la política en serio o de política seria?
—“De la política seria sí podemos hablar, y esa la hablamos los ciudadanos que estamos interesados en el país. En cambio, los actores políticos han resultado más cómicos que cualquier actor. Creo realmente que los actores de teatro difícilmente llegaremos a superar a los actores políticos porque ¡hacen cada cosa! Son toda una caricatura. Luego uno se pregunta: ¿No les dará vergüenza? Pero parece que no, porque cada día le meten más ganas. No logro comprender qué motor les impulsa o como dirían en otro lado, qué jabón los patrocina. Luego uno se dice: Yo no pude haber votado por estas cosas”.
La entrevista se desarrolla en la Casa de los Cántaros, previo a uno de los ensayos que Raquel Pankowski tiene para su debut en una nueva sátira política con el personaje que la ha hecho famosa, ahora con el título La Marta con... ¿votas?, un monólogo de alrededor de una hora.
Universos distintos
En una de las mesitas destinadas al público, la intérprete del personaje Marta Según destaca: “Ante esta realidad hago sátira política porque o nos reímos o nos pegamos un balazo... O tendríamos que irnos de este país y que vengan otros a ver si los aguantan, o sacarlos a ellos porque juntos creo que no podemos, vivimos en dos universos totalmente diferentes. Y lo que nos participan de su universo me parece terrible, deleznable y frustrante”.
—Superan una interpretación actoral y muchas ocasiones también la ciencia ficción.
—“Sí y por mucho. Además, ya están acostumbrados a hablar de políticos como si fueran los actores, los actores y los actores. Ya no dicen un político o el secretario tal. Ya dicen: los actores políticos, y sí son actores, comediantes todos, desde luego”.
Pankowski relata que escuchó “una frase que me pareció maravillosa del periodista David Páramo: que los políticos siempre hablan de lo que deberían hacer; que es como si un futbolista dijera: ‘es que deberíamos correr más rápido, es que deberíamos alcanzar la pelota’, es lo mismo. O sea, los políticos siempre hablan de lo que deberían hacer, pero que no están dispuestos a hacer porque, además, el pueblo les importa un comino. Para ellos somos votantes que tampoco importa si votamos o no, no existimos en sus vidas, somos ahí unos seres que quién sabe qué hacemos en su planeta”.
La actriz está bien enterada de la vida política del país. Lee cuatro periódicos diariamente, escucha noticiarios de radio y televisión, además de leer libros y revistas. Entre sus amistades siempre ponía el mal ejemplo de hablar de política, hasta que se decidió a interpretar a Martha Sahagún.
-“A mí me interesa mucho la política, y yo creo que cada ser humano trae puesto ya un destino, porque, por qué me iba a interesar la política y realmente me interesó y fue mi pasión absoluta. No sé manejar, entonces ando en taxis y a los taxistas les decía, hay que unirnos, este país es de nosotros, tenemos los gobiernos que tenemos porque nos dejamos, y entonces poco a poco estoy metida de cabeza en la política. No me interesa trabajar en la política pero me interesa lo que ocurre porque la política está en la mesa, la política está en nuestra vida, la política está en todo, de eso depende nuestra vida”.
Poder popular
—A partir de toda esta comedia en que han convertido la vida nacional, la gente se desilusiona cada día más.
—“A la gente no le cabe más desilusión. Ya no le interesa lo que hagan, la aburre todo este drama, y eso es terrible. Tenemos los políticos que tenemos porque justamente a la gente ya no le interesa, y la poca gente que le interesaba quedó totalmente desilusionada. Eso conviene mucho al gobierno que tenemos y a los gobiernos que vienen”.
Raquel Pankowski advierte que “el día que a la mayoría de la gente le interese la política, vamos a tener otro tipo de gobierno, pero hasta ahora lo que el pueblo no acabamos de entender es que el país depende de nosotros, si queremos un cambio de país lo tenemos que dar nosotros. No se trata de hacer una revolución, pero hemos visto, estemos de acuerdo o no, los zapatistas se unieron y han logrado cosas; los de San Salvador Atenco se unen, y nosotros tal parece que somos incapaces de unirnos a menos que ocurra una gran tragedia, y es que si no nos unimos va a ocurrir una gran tragedia en cualquier momento. No podemos permitir que nos sigan robando como nos han robado, no podemos permitir que agarren este país como botín, y lo vendan al mejor postor de una manera tan traidora, no podemos quedarnos como alelados, viendo pa’l techo, diciendo, pues ellos son así”.
Añade que “hemos aprendido que político y corrupto es la misma profesión, que van juntos y que pues así son, y nosotros no vamos a poder hacer nada y no es cierto. La corrupción hay que empezar a limpiarla desde arriba hacia abajo, como las escaleras, de otra manera no hay posibilidad y la verdad es que nuestra vida diaria esta diseñada justamente para que uno tope siempre con la corrupción”.
Por otro lado, afirma, “nuestra televisión, la religión, la educación, todos estos poderes están ligados y hacen un pueblo fanático, temeroso, que no se atreve. Los mexicanos no nos atrevemos, vemos a nuestros gobernantes como semidioses, y no alcanzamos a entender que son nuestros empleados, que nos salen caros y que si no sirven, pues que se vayan”.
En entrevista publicada en La Crítica del 31 de mayo, el analista Lorenzo Meyer aseguraba que la anarquía y pérdida de confianza en los actores políticos inclina a la población a la toma de simpatías por acciones autoritarias. Es el caso de la señora Pankowski, por ejemplo, quien asegura que terminaría poniendo “militares en las calles en vez de policías, pero no podemos seguir con estos secuestros, con estas condiciones, porque la policía está coludida con los rateros. Hay que buscar cosas radicales, pero mientras el pueblo estamos babeando no se va a dar”.
—Al buscar cosas radicales se le da entrada al autoritarismo.
—“Con el autoritarismo no estoy de acuerdo, pero lo que es la policía, el cuidado de los ciudadanos, tiene que ser algo distinto”.
Triste historia foxista
El problema principal, explica la actriz, es que México es un país de simulaciones y nadie hace lo que debe. “Los policías simulan que son policías, los rateros simulan que no son rateros, los políticos siempre dicen lo que deberían pero no están dispuestos a hacer y los ciudadanos aparentamos que nos interesa lo que sucede con el país pero nos da güeva pensar cómo componerlo, o sea, todo es un relajo”.
—Vicente Fox ya dio por terminado su sexenio, pero quedan dos años. ¿Qué debería hacer?
—“Qué debería, no sé, pero lo que va a hacer sí: Va a seguir defendiendo a Martita, ja, ja, ja. Es que, además, hay un rollo de pelearse con todo el mundo. Ya le aventó la caballada fuerte a Andrés Manuel (López Obrador), ahora va contra Felipe Calderón, la culpa de lo que no ha hecho se la hecha a la Cámara de Diputados, o sea es con quien más se va a pelear estos dos años”.—Algo tendría que hacer y no sólo pasar a la historia como quien sacó al PRI de Los Pinos.
—“Hay mucho quehacer. Mucha gente me dice: “es que pobrecito, no lo han dejado hacer nada”, y a mí me parece tan triste que se hable así de alguien que tiene todo el poder, y que además cuando empezó el sexenio tenía todo el capital político en sus manos. ¿Por qué no lo usó, no sé qué fue lo que pasó, pudo haber hecho tanto, pero por lo menos podría haberse ganado el respeto de la gente. Y dicen que el próximo presidente va a ser priísta, que parece que va a ser Miguel Alemán, pues entonces qué hacemos. Y es que la gente es capaz de votar por Alemán o por Roberto Madrazo, que sí son capaces”.
Agrega Raquel Pankowski que no entiende a los señores que hacen la política, porque “sería tan fácil pasar a la historia con el amor de todo el pueblo, sería tan sencillo que la gente los amara, los recordara bien, pero eso no les interesa; es que el dinero viene junto con esos cargos, el dinero lo tendrían de cualquier manera. ¿Qué no sentirán horrible de dejar el puesto y que la gente los deteste; debe ser horrible saber que dejaron en el hambre a cada vez más gente? Como mucha gente yo también estoy desilusionada, tan triste de que un país tan maravilloso, con tantas bendiciones, sea un país roto, corrupto, sucio, cuajado de rateros, secuestradores. La gente está desesperada, no cree en nada, usted va por la calle y ve a la gente caminar y es terrible verlos”.
—Usted desde su trinchera tiene muchas posibilidades, y también hace política.
—“Hay, yo digo muchas cosas, y este espectáculo que estoy haciendo está muy fuerte. No sé que tan hilarante pero es muy fuerte, y aquí hablo de muchas cosas yo espero que la gente se ría...”.
Entonces Raquel Pankowski se convierte en Marta Según, comienza un constante sesear y recita una parte del parlamento de su nuevo espectáculo:
“Hablo por ejemplo de la pobreza, digo que nosotros nunca prometimos acabar con la pobreza, nosotros prometimos acabar con los pobres y en eso estamos, quisimos aumentar el IVA a los alimentos y medicinas pero como los señores del Congreso a todo nos dicen que no, pues entonces decidimos hacer recortes al IMSS y al ISSSTE, y ahora si ya no hay nada, ya no hay jeringas, ya no hay algodón, ya no hay nada, ni alcohol, ni nada de nada. Si, hemos dado un paso muy importante para acabar con los pobres, y es a lo largo del todo el país, porque en el sureste nos hemos hecho tontos con las matanzas indígenas y en el norte nos hemos hecho tontos con las muertas de Juárez y así es como nuestra promesa se va cumpliendo poco a poco, poco a poquito y también fuera de nuestras fronteras, porque los migrantes casi nunca llegan vivos, porque o se ahogan o los gringos los confunden con jabalíes, entonces los matan; como verán, la lucha para combatir a los pobres es a lo largo y ancho del país, es una de nuestras promesas que estamos cumpliendo.
“También digo otra cosa muy linda, digo que la pareja es como el presidente y vicepresidente, sólo que aquí se aporta la visión femenina, desde luego la visión femenina la aporto yo porque soy la más femenina de la pareja”.
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